El rapero de Kung Fu Ombijam recuperó su libertad tras una década en prisión. Su nombre real es Federico González. Tiene 34 años y dos hijos preadolescentes. Su primer grupo de hip hop lo armó cuando tenía 13 años.
Estuvo preso por dos hurtos, tenencia de armas y copamiento. Fue adicto a las drogas y su deseo de tener dinero fácil lo llevaron a cometer los delitos, de los que se arrepiente. Ahora seguirá yendo a la cárcel, pero a enseñar música, como parte del colectivo Nada crece a la sombra.
El arte en situaciones difíciles es una herramienta para zafar y llevarte a otro lugar que no sea el problema, dijo a Puntos de vista. Es un mundo paralelo al de la cárcel. Nos siguen tratando como números, en la cárcel y en la vida.
González contó que tenía condena hasta el 2027, pero salió antes por buena conducta. “Me siento feliz y contento por haber modificado mis pensamientos. Agradezco y celebro el proceso que pude hacer entre compañeros y algunos funcionarios”.
El rapero reflexionó, además, sobre la rehabilitación. “Es cuidar a las personas que están teniendo sus propios procesos, no es sacarle un cuchillo. La requisa no es rehabilitación. Rehablitar es que los funcionarios y el sistema te apoyen y te hagan entender para qué se necesita un cuchillo”.
También recordó a Luis Parodi, exdirector de la cárcel de Punta de Rieles, como un buen funcionario. “De los pocos que te comen la cabeza”.
Entrevista con Federico González, rapero de Kung Fu Ombijam
Foto: página de Facebook de Kung Fu Ombijam.